El pasado jueves, 29 de mayo, asistimos al Teatro Echegaray para presenciar el cuarto concierto del Festival Internacional de Música de Cámara Málaga#Clásica. Dicho festival, a cargo del malagueño Jesús Reina y Ana Nilssen, aparece este año bajo el subtítulo “Inspirado en el folclore” y, en este caso, se trataba de un concierto inspirado en la música folclórica americana.

Como introducción al concierto pudimos disfrutar de un poco de jazz, a cargo de una banda compuesta de contrabajo, piano, batería, clarinete y trompeta. Las improvisaciones realizadas por cada uno de sus miembros no dejaron indiferente a nadie, al igual que el extraño instrumento de percusión “Washboard”, que literalmente significa “tabla de lavar”, y cuyo sonido se consigue mediante el empleo de dedales metálicos.

A continuación, escuchamos “Tres Preludios para violín y piano”, compuestos originariamente para piano solo por el estadounidense George Gershwin, compositor que destacó principalmente por conseguir sintetizar en sus obras elementos procedentes del jazz y de la tradición clásica. Regi Papa al violín y Christopher Schmitt al piano, nos ofrecieron un sonido y una técnica impecable.

El tenor noruego Nils Nilsen y el pianista lituano Edvinas Minkstimas, fueron los siguientes en salir al escenario, en este caso para interpretar el set nº 1 de “Old american songs”. Compuestas por Aaron Copland, este set está compuesto de cinco piezas llamadas “The Boatmen´s Dance”, “The Dodger”, “Long time ago”, “Simple Gifts” y “I bought me a cat”. Dichas canciones, que hablan de la belleza de los paisajes americanos, presentan una armonía relativamente sencilla, así como algunos pasajes cómicos, especialmente la última canción, en la cual se repite un estribillo que añade un nuevo animal y su sonido correspondiente a medida que avanza la pieza.

Para finalizar la primera parte del concierto, Jesús Reina y Josu de Solaun interpretaron la Sonata para violín y piano nº 2 de Ravel. Inspirada en la música de Estados Unidos, concretamente en el jazz y el blues, se trata de una sonata en la que cada movimiento representa un plano diferente: como los propios músicos explicaron, el primer movimiento evoca el cielo, el segundo lo terrenal y el tercero un plano aún más profundo que el anterior debido a la mayor complejidad técnica que implica. La calidad de ejecución de los intérpretes, así como la musicalidad y el empaste entre ambos, pusieron en pie al público del Teatro Echegaray.

La segunda parte del concierto comenzó con el “Trío para violín, violonchelo y piano” de Charles Ives. Fue concretamente el segundo movimiento de esta obra, TSIAJ (siglas que significan “This Scherzo is a joke”- “Este Scherzo es una broma”)-Presto, el interpretado por los músicos. Policolaridad, contrastes tímbricos y efectos humorísticos vinieron de la mano de la violinista Anna Margrethe Nilsen, el chelista Hiro Matsuo y la pianista Anna Petrova.

El cuarteto de cuerda “Americano” nº 12 en Fa mayor, Op.96 del composior checo Antonín Dvoràk fue la obra elegida para cerrar el concierto. Esta pieza, dividida en cuatro movimientos, fue interpretada con una elegancia y delicadeza indiscutible por parte de Regi Papa, Anna Margrethe Nilsen, Chie-Fan Yiu y Dmitri Atapine.