El 31 de mayo en el Teatro Echegaray asistimos al penúltimo concierto del Festival Internacional de Música Clásica de Málaga. Como bien sabrán los que han estado siguiendo el festival (bajo la dirección artística de los violinistas Jesús Reina y Anna Nilsen), esta segunda edición que organiza Málaga#Clásica versa sobre el folclore. En esta ocasión la muestra nos trasladaba a la música folclórica alemana y austriaca a través de cuatro compositores: Haydn, Mahler, Schumann y Schubert.

Comenzaba el concierto con una pequeña sorpresa: un clarinetista y un acordeonista invitados abrían la noche con una serie de temas y bailes populares alemanes y austriacos. Tras este agradable «preludio» fuera de programa se nos ponía en el contexto regional de la noche (el acordeonista iba ataviado con traje de la región con pantalones cortos y tirantes). La primera parte del programa empezó con el Cuarteto de cuerda nº 60 en Sol mayor, Op. 76 de Haydn. A la formación estaban Regi Papa y Jesús Reina como violinistas, Chieh-Fan Yiu a la viola y al cello Dmitri Atapine. Éste último y Jesús Reina explicaron al público cómo Haydn recurre al folclore en el trío de la sección central incorporando un ländler (un baile típico que ya vimos en la original introducción sorpresa) y, una vez más, a su humor frecuente en sus composiciones musicales: jugando con las preguntas y respuestas en los instrumentos, las resoluciones inesperadas, cambios de carácter… detalles que la formación supo plasmar con sencillez y soltura.

 

Siguieron los volkslieder de Mahler Ich ging mit Lust (Paseaba con placer), Ablösung im Sommer (Relevo en verano) y Scheiden und meiden (Adiós y renuncia) que interpretaron el tenor Nils Nilsen y el pianista Josu de Solaun. El tenor consiguió arrancar las risas del público con sus graciosas introducciones explicando la historia de cada canción, que a su macarrónica lectura del español hacía divertidas y sutiles gestos expresivos. El tenor, de voz cálida y delicada hizo una interpretación muy acertada y contenida de las canciones.

 

Terminaron la primera parte con Schumann y sus Cinco obras en estilo folclórico, Op. 102, arreglo para clarinete y piano que ejecutaron Christine Carter al instrumento de viento y Christopher Schmitt al piano, con las que intentaron plasmar el espíritu de cuentacuentos.

 

En la segunda vuelta volvió el tenor Nils Nilsen con Josu de Solaun, vuelta que el público recibió con agrado y con el que volvimos a disfrutar de su voz (y de su sentido del humor en otra introducción) con los lieder de Schubert Die Forelle (La trucha) y Der Tod un das Mädchen (La muerte y la doncella). Vítores  y aplausos para los dos, que volvieron a demostrar la soltura con la que pueden cambiar de registro temático (la primera canción es humorística, atreviándose luego con el famosísimo lied sobre el poema de Matthias Claudius).

 

Por último, la interesante comparativa de La muerte y la doncella en su formato para Cuarteto de cuerda en Re menor no. 14, D. 810, que esta vez afrontaron la formación de Jesús Reina y Anna Nilsen como violinistas, Matthew Lipman a la viola y Hiro Matsuo al violonchelo. De nuevo, el carácter didáctico y cercano de Jesús Reina nos puso en situación: la obsesión de Haydn por la muerte, con la que encontró en el poema germánico la expresión más intensa de sus sentimientos. Una obra muy madura en la trayectoria final del compositor, que incluye su propio lied en el segundo movimiento, extendiéndolo. Una obra larga y muy compleja en contrastes difíciles de ejecutar y que el cuarteto llevó a su terreno de manera formidable. El Echegaray (que estaba prácticamente lleno) estalló en aplausos y bravos no sin razón. Ya sólo queda que den el último broche de oro con el último del concierto del festival, que estará centrado, cómo no, en el folclore español.