Manuel Hernández-Silva

Manuel Hernández-Silva

Manuel Hernández-Silva es uno de los directores con más potencial en la actualidad, debido a su gran carisma, su versatilidad en el repertorio y su amplia formación musical, conseguida durante los veinte años que vivió en Viena, en cuyo conservatorio se graduó con Matrícula de Honor en la cátedra de los profesores R. Schwarz y G. Mark. En el año de su diplomatura gana el Concurso Forum Junger Künstler de la Orquesta de Cámara de Viena, dirigiéndola en la Konzerthaus de Viena y en la Brucknerhaus de la ciudad de Linz.

Durante los años 1989-1992 fue director titular de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Desde 2005 hasta 2012 desempeñó el papel de director titular y artístico de la orquesta de Córdoba. Actualmente es el nuevo director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga.

El repertorio de Hernández-Silva abarca desde el clasicismo vienés, época a la que ha dedicado la mayor parte de su tiempo, incluyendo la lógica extensión hacia la tradición romántica alemana y rusa, hasta la música española o iberoamericana

Aprovechamos la visita del Maestro a Málaga para tomar un café con él en la céntrica cafetería malagueña Café Central, y así conocerle un poco
mejor.

-¿Cuál cree usted que son los puntos fuertes y débiles de la OFM?

De momento todavía no he empezado a trabajar con ellos en profundidad. Pero llevo muchos años en España y conozco todas las orquestas españolas. Las carencias y virtudes no son tan particulares como generales. En primer lugar porque creo que en la época en la que se crearon la mayoría de orquestas había una enorme bonanza económica, y eso está muy bien, pero en España siempre ha habido una tradición de cante y baile. Fue a partir de Falla y Albéniz cuando comenzamos una tradición sinfónica.

Pretendimos que inmediatamente con la creación de las orquestas se creara a su vez una tradición y eso no es posible. Se crearon a imagen y semejanza de grandes orquestas europeas con siglos de tradición. No reparamos en crear verdaderos entornos musicales en torno a las orquestas y hoy sufrimos esa carencia. Eso es un problema común a todas las orquestas y debemos reflexionar.

Como virtudes, la OFM es una orquesta cuya estructura de programación es interesantísima, y hay que potenciarla. No soy de los que pienso que todo lo anterior no vale. Tiene 15 conciertos de programa y eso hay que remarcarlo. Me gusta el ciclo de la OFM frente al mar, y ahí tenemos que apostar por la tierra, al igual que el alemán apuesta por el suyo sin complejos. Ese es otro de nuestros problemas, tenemos complejos por las cosas de aquí.

Ahora vamos a traer a Ángel Sanzo, que estará en un programa de abono la temporada que viene y ya estuvo en el ciclo frente al mar en esta temporada.

El ciclo de cámara también hay que mantenerlo. Es un trabajo muy positivo que ayuda a la formación de músicos y al resultado luego dentro de la orquesta.

 

-¿En qué beneficia o perjudica no tener director titular durante un año?

Depende, si se tiene una idea clara de lo que se quiere hacer, no perjudica, que es lo importante. Beneficio ya se verá. Siempre y cuando haya un diseño de programación claro, no debe perjudicar.

Uno de los problemas es que los proyectos artísticos muchas veces no son estrictamente artísticos, se meten en otros berenjenales. Hay que tener una memoria sonora. El objetivo debe ser la excelencia sonora de la orquesta, eso me enseñaron en Austria.

 

-Debe ser distinto trabajar con una orquesta durante un año a venir como director invitado.

Ya voy camino de los 52, y la edad todo lo muda. Yo he ido creciendo con mi edad también artísticamente, no solo como hombre. Cuando uno no es director titular, hay una ambición a corto plazo, el concierto. Al ser director titular, la ambición es a medio-largo plazo. Yo no vengo a Málaga a una estación, y si me tengo que ir me iré de Málaga. No es un reto violentado por la necesidad de tener trabajo. Yo necesito implicar a la ciudad y al público, y para ello tengo que implicarme yo también. No me interesa que se diga que el cocinero es bueno, sino que la comida es buena.

 

-Hace años la OFM tocaba en el Conservatorio, tradición que se ha ido perdiendo. ¿Ve necesario un reencuentro Orquesta-Conservatorio?

Absolutamente. Siempre he sido un gran defensor de la juventud. En septiembre iré al Conservatorio, invitado por la cátedra de orquesta, y les dedicaré a los chavales el tiempo que necesiten.

También tengo amistad con el conservatorio de Córdoba y Sevilla, he dirigido la Joven Orquesta de Andalucía…
Creo que en los conservatorios se está haciendo un gran trabajo. Somos un país muy joven, tampoco podemos pretender tener una tradición académica como en Alemania.

Pero sin duda los jóvenes tienen en mi a un amigo, ellos siempre son lo primero y esa es la educación que a mi me dieron.

 

-Háblenos de la Academia

La idea es crear una academia desde la OFM y conmigo. Empezaremos a revisar repertorio con jóvenes músicos y si en un futuro tengo la necesidad de incorporar a un chaval para que toque en una gran sinfonía pues lo tengo ahí. Una cantera, vamos.

Además darán clases con los profesores de la orquesta, yo mismo daré también conferencias…
Es una oportunidad para que los jóvenes puedan trabajar con la orquesta y seguir formándose, como dije antes, el trabajo con la juventud para mi es una obligación.

 

-¿Tendrán cabida solamente intérpretes o también jóvenes directores y compositores?

El joven compositor prefiero que tenga cabida en la OFM. El joven intérprete cuando se incorpore a la vida profesional va a estar en contacto con la música contemporánea. Nuevo para ellos a lo mejor es tocar la sinfonía Júpiter, que es lo que quiero darles en la academia.

Y directores por supuesto que tendrán las puertas abiertas y tendrán oportunidades, quizás en los didácticos o frente al mar.

Vuelvo a repetir que conmigo la juventud ha estado servida siempre. Acepto cualquier no, pero nunca un no a la juventud.

 

-Cuéntenos algo sobre el repertorio del año que viene.

Quiero construir el repertorio pensando en la excelencia sonora, la cual se consigue a través de la memoria, de una manera cíclica, sin olvidarme del público.

Si la OFM fue a Granada con la Quinta de Mahler, pues esa Quinta al año que viene se tocará aquí. Ahí se mantiene una memoria. Lo que no voy a hacer es llevármela al mismo sitio. Sobre esa base se han creado las grandes sonoridades del planeta.

Habrá un Messias, un Réquiem de Mozart, un par de sinfonías de Shostakovich, una salida a un auditorio de fuera, vendrá Perianes con Saint Saent, viene Jesús Reina a hacer Sibelius, música del siglo XX, del XIX… Me siento muy satisfecho de lo que vamos a escuchar el año que viene.

Hay un poquito de todo. La combinación concienzuda del repertorio es la clave para lograr la excelencia sonora de un proyecto.

 

-Hace cien años, Debussy declaró en una entrevista realizada por Maurice Montabré que “El público no tiene
gusto y nunca lo tendrá”, refiriéndose al poco interés y curiosidad por las nuevas tendencias. ¿Opina igual?

Bueno yo no le voy a llevar la contraria a Debussy, sería deshonesto por mi parte.

Pero él es un creador y lo dijo dentro de ese contexto. Imagínese lo que diría Stravinsky cuando La Consagración. Prestaremos atención a la música contemporánea. ¿Qué tiene el siglo XXI que no ha tenido ninguno antes? Que hoy son todos válidos. La música tiene una validez universal.

La ópera china puede ser una maravilla pero no tiene validez universal, el que la tiene es Verdi.

Entonces hay músicos contemporáneos que aún no han conseguido la validez universal… Stravinsky no tardó tanto eh.

Yo soy un intérprete, e intento vestir a la obra con sus mejores galas, la validez universal no se la doy yo.

Por honestidad, doy oportunidad, David Longa, que acaba de ganar un premio en Austria, por ejemplo, me gustaría estrenar una obra suya. Aprecio a muchísimos compositores españoles y me gustaría dirigirlos. Pero siempre hay que ser respetuosos con el creador y si sé que no lo voy a hacer bien prefiero dejárselo a otro maestro.

Y ahora si voy a la génesis de su pregunta, al público hay que darle cosas nuevas, pero no una velada entera de estrenos absolutos. Yo tengo un público que quiero que vuelva, entonces coloco una obra nueva en la primera parte y un concierto de Bártok en la segunda parte y así me aseguro que habrá algo que al público le guste. Toda la noche de estrenos no es buena idea. Es lo que le ocurrió a Stravinsky con La Consagración o a Puccini con la Bohéme, luego el tiempo les dio la validez universal.

 

-¿Se atrevería a dar una definición de música?

Para mí la música desde la perspectiva del intérprete, es la necesidad de asumir el riesgo de la interpretación. Como ser humano, es indescriptible, no la puedo definir, nunca lo he hecho. Es tan hermosa que no puedo definirla.

 

-¿Su referente?

El primero mi maestro, Schward. Ese ha sido mi mayor referente y he visto pocos maestros como él encima de un podio. La primera vez que lo vi fue con Romeo y Julieta y fue absolutamente increíble. Él era de Berlín y fue mi profesor en Viena, tenía una gran capacidad técnica.

Luego pues imagínese, yo llegué a Viena en el 82. Por allí andaba un jovencísimo Abbado, Bernstein, al que vi en muchos ensayos….

Para mi esos fueron sin duda alguna mis referentes, porque los viví.
Son de esos directores que comienzan su madurez a los cincuenta años. A mí me enseñaron así. Muti dijo hace poco que no dirigió la 9º de Beethoven hasta que tuvo cuarenta y nueve años, hoy parece que cuanto antes mejor.

Y por supuesto, con cincuenta y dos años que tengo, sigo bebiendo de ellos.

 

-Serán abiertos los ensayos de la OFM el año que viene?

Por mi parte sí, por supuesto.

 

-¿Algún concierto soñado?

Depende, hay días que me levanto y digo hoy necesito el Réquiem alemán de Brahms, y estoy todo el día con él. En ese momento es un concierto soñado.
Otro día pueden ser Las bodas de Fígaro…
Son muchos sueños…de momento me gustaría llegar a la Sala Dorada de Viena con la OFM y tocar un repertorio español con Turina, Falla y Montsalvatge, sería un sueño bonito y tengo derecho a soñarlo. Además creo que daríamos un pelotazo

 

-La nueva ley educativa, la LOMCE, relega la asignatura de música a un papel secundario. ¿Lo ve con preocupación?

Sí, por supuesto. Sí que lo veo con preocupación. Pero por otra parte, cuando veo la cantidad de niños que se están dedicando a la música y que posteriormente siguen engordando las mejores orquestas europeas…

Aunque claro, a la música hay que ayudarla igual que ella nos ayuda a nosotros. A mi me ha salvado de muchos problemas.

También creo que tradicionalmente muchos de nuestros políticos no se han preocupado de entender de qué trata todo esto, tanto desde el punto de vista educativo como desde el punto de vista del espectáculo.

 

 

David Wadie López

Alejandro Cano Palomo