Sábado 18 de octubre en el Teatro Cervantes. Lleno absoluto y expectación por todo lo alto. Uno de los referentes musicales indiscutibles de las últimas décadas va a hacer su aparición en el escenario, presentando su espectáculo «De amor y desamor», título de su último álbum.

Raphael sale con paso decidido y la excitación en el ambiente se puede palpar: el público está ya completamente entregado.

El artista (cantar es solo una parte del show) fue intercalando canciones de su último trabajo («Provocación», «Se fue», «Se me va») con clásicos de siempre («Mi gran noche», «Digan lo que digan») sabiamente dosificados para mantener un ritmo que alcanzó un punto especial de íntima emoción en las dos canciones que cantó acompañado solo por la guitarra acústica: «Gracias a la vida» y «Cuando llora mi guitarra». Quizás el momento más sublime de la noche.

A partir de ahí, nuevo torrente de voz y canciones para terminar con «El tamborilero» y «Como yo te amo», que aprovechó para exclamar «¡Málaga, te amo tanto!»

Casi tres horas de canciones estupendas, con una realización técnica y unos arreglos musicales impecables, en los que Raphael estuvo acompañado por unos músicos a la altura de la ocasión.

Tres horas manejando con precisión y generosidad su hermosa voz al servicio de la música, todo un tour de force solo al alcance de unos pocos elegidos.

Sin embargo, lo que convierte este concierto en una vivencia única es la comunicación con el público. Raphael canta, baila, interpreta y habla para cada uno de los espectadores, que no pueden contener sus gritos en las pausas: «¡qué grande eres!»

La conexión queda recogida en el compromiso del artista: «aquí volveré todos los años, hasta el final»

Raphael, un artista total para una experiencia inolvidable.