Orquesta Filarmónica de Málaga, Semana Santa, Bach

Orquesta Filarmónica de Málaga. Fotografía: orquestafilarmonicademalaga.com

Este fin de semana se presentaba la ocasión para disfrutar de una velada de música rusa a través de N. Rimski-Korsakov y P. I. Tchaikovsky de la mano de la Orquesta Filarmónica de Málaga. Con el Teatro Cervantes lleno en ese segundo día, la batuta de Eduard Topchjan era la invitada en este quinto programa para dirigir a la formación.

Comenzaba la conocida Shéhérazade de Korsakov y el maestro armenio se presentó ante el público malagueño algo acelerado en los tempi y en las cortas pausas entre movimientos por lo general. Los característicos y temáticos solos y cortas cadenzas que se suceden a lo largo de la suite sinfónica fueron suficientemente expresivos, pero parecía que Topchjan deseaba más celeridad en los mismos. Quizá esto fuera el origen de unas cuerdas algo ásperas por momentos aunque corpulentas por otro lado cuando se les requería; similar huella dejaron las maderas y metales. No obstante, el conjunto armonizaba al completo.

Una ovación algo distante precedió el descanso y luego continuaba el programa con la sexta y última sinfonía de Tchaikovsky, la «Patética». Dejó una impronta profunda y emotiva sin duda, pero de nuevo la sensación extraña en los tempi seguía vigente, de forma que apoyaturas escritas por el compositor ruso perdían incluso la presencia y el sentido, aunque el mensaje fue más cerrado que en la obra del compositor de «Los Cinco».

De nuevo otra ovación algo distante y más rápida que de costumbre concluía el concierto; dentro de 15 días la OFM volverá al Cervantes pero en esta ocasión bajo la dirección del maestro titular, Manuel Hernández-Silva, con obras de M. Moreno Buendía y G. Mahler.