El pasado sábado tuvo lugar el segundo concierto del undécimo programa de abono de la OFM. Minutos antes del concierto, los músicos de la orquesta repartían al público asistente un papel con un mensaje reivindicativo por la reducción de plantilla que se avecina sobre la Filarmónica.

Ante un Teatro Cervantes con tres cuartos de entrada que ovacionó de manera especial a la orquesta tras su salida al escenario, llegaba el prestigioso violinista malagueño Jesús Reina, quien atrajo a un gran número de jóvenes músicos al teatro, un público que cada vez se echa más en falta.

Y con él como protagonista comenzaba la velada, el Concierto para violín y orquesta en re menor, op. 47 de J. Sibelius, una obra de exquisita belleza estructurada en tres movimientos atendiendo al clásico patrón de Allegro, Adagio y Allegro. Jesús Reina, quien despertó algún susurro entre el público por sus vueltas a la orquesta en los silencios del violín, atajó la dificultad del concierto de manera soberbia, aportando unos excelentes registros dinámicos y una sonoridad limpia y bella gracias a la exquisita técnica del malagueño y su facilidad por aportar verdadera musicalidad a cualquier obra.

Tras una larga ovación cerrada del público, Reina  volvió a demostrar a los presentes que aunque virtuosismo y musicalidad no suelen ir de la mano en muchos músicos, él es una agradable excepción y deleitó al teatro con el Capricho N. 1 de N. Paganini

Tras el descanso, ya sin el Alcalde en el palco y con una disposición de orquesta un tanto inusual, al igual que ocurriera en la primera parte, con los chelos y contrabajos en el lugar de las violas, esperaba la Primera sinfonía en mi menor, Op. 39 del compositor finlandés.

Una obra de envergadura, estructurada en cuatro movimientos donde caben destacar de manera especial dos de ellos, el primero, Andante, por su elaborada orquestación y el último, que recoge el tema del primer movimiento y tras un episodio fugado acumula tensión en el oyente para llegar a un final sonde los músicos demostraron por qué están sobre ese escenario, acompañados del maestro Hernández Silva que se dejó la piel en esta obra contagiando ese sentimiento a músicos y público.

Esperamos que esta fuerza y unión que demostraron durante todo el concierto y en el último movimiento en especial les acompañe en su lucha particular con las administraciones.

A continuación copiamos el escrito repartidos por los músicos minutos antes del concierto:

A nuestros abonados, simpatizantes y a la opinión pública. 

Recientemente hemos sabido que el Consejo de Administración, a propuesta de la gerencia y sin contar con los trabajadores, aprobó en mayo del 2013 disminuir el número de músicos, para dejar una plantilla más acorde al nivel productivo que ofrece la orquesta. Una decisión, a nuestro entender, cómoda y gravemente desalentadora. ¿No debería ser el objetivo aumentar la productividad y llegar mucho más al público?

Llevamos mucho tiempo pidiendo una mayor presencia de la OFM, tanto en Málaga como en Andalucía, ofreciendo nuestra total disposición para tener una orquesta y una actividad musical, didáctica y pedagógica como tienen las principales capitales de provincia de nuestro país. ¿Acaso Málaga no merece un estandarte cultural como la OFM actuando en un Auditorio y con un proyecto similar al que tienen ciudades como Sevilla, Valladolid, Oviedo, La Coruña y otras? No tienen más que ojear la actividad de cualquier orquesta de estas u otras ciudades para comprender dónde está el problema.

Por tanto, queremos protestar de manera respetuosa, aplazando en 1 minuto el comienzo de nuestros conciertos de este fin de semana. Minuto al que esperamos se sumen ustedes y sirva para que reflexionemos sobre el futuro de nuestra orquesta.

 

Los músicos de la OFM