El pasado sábado 26 de octubre asistimos al concierto de abono nº 4 de la Orquesta Filarmónica de Málaga en el Teatro Cervantes.

El programa estuvo constituido por “El sombrero de tres picos” (suite nº1 y nº 2) de Falla y “Cuadros de una exposición” de Mussorgsky/Ravel.

El director invitado para esta ocasión fue José Ramón Encinar.

Ambas obras, fabulosamente orquestadas, formaron este  programa colorista y acertado, con motivo del 25º Aniversario de la Fundación Picasso. Museo Casa Natal y 10º Aniversario del Museo Picasso de Málaga.

Falla extrajo dos suites de concierto de la música que compuso para el ballet “El sombrero de tres picos”, basado en la novela de Pedro Antonio de  Alarcón, en el que colaboró con Diaghilev y  Picasso.

El argumento es una visión desenfadada del tema tradicional del molinero de Arcos y su esposa perseguida por el corregidor.

Como en otras obras suyas, Falla tomó algunas danzas populares como modelo para sus piezas de ballet, asignando a cada uno de sus personajes un leitmotiv y logrando a través de ellos, muy buenas caracterizaciones de los personajes.

Falla supo mostrar una Andalucía sonriente sin ser vulgar, dotando de profundidad a lo humorístico y José Ramón Encinar se encargó  de que la orquesta llevara a cabo ese cometido de forma precisa. El ex director titular de la Orcam conoce muy bien la partitura y en el año 2011 la grabó para el prestigioso sello Deutsche Grammophon.

En la segunda parte, pudimos disfrutar de las imágenes que Mussorgsky tradujo en forma de notas al piano y que más tarde, Ravel se encargaría de orquestar. Esta versión para orquesta fue estrenada en París en 1922.

La suite, fue compuesta en 1874, en recuerdo de Victor Hartmann, arquitecto, pintor y gran amigo de Mussorgsky que falleció a los 39 años.

La obra se compone de 10 partes que representan distintos cuadros de la exposición, encadenados por una pieza y sus respectivas variaciones, “Promenade”, tema que reaparece entre cuadro y cuadro, y representa al propio Mussorgsky en su deambular por la exposición.

El concierto, de apoteósico final, hizo que nos olvidáramos de los pequeños errores de ejecución y de esa especie de desorientación, por parte de la OFM, posiblemente causada por la falta de un líder que maneje el timón, un director titular en el que la orquesta confíe para poder recuperar el entusiasmo.

Lucía Jurado.