La célebre coreografía con música de Tchaikovsky se pone en escena mañana y el miércoles en el Teatro Cervantes en una nueva versión de Gediminas Taranda

El cascanueces

 

Cuarenta y cuatro niñas y niños malagueños de 4 a 10 años participarán en las dos funciones de El cascanueces que el Ballet Imperial Ruso ofrece en Málaga mañana martes y el miércoles 18. El pasado mes de octubre, la primera bailarina de la compañía, Radamaría Duminica, empezó a trabajar con casi un centenar de pequeños que habían sido preseleccionados para ser los angelitos, los enanitos o los niños de la fiesta de esta gran coreografía sobre música de Tchaikovsky. A las 21.00 horas de los días 17 y 18 de diciembre los cuarenta escogidos finalmente volverán a pisar las tablas del Teatro Cervantes, pero esta vez ya para actuar junto a una compañía profesional de alto nivel, treinta de ellos en cada una de las dos funciones (algunos de ellos repiten actuación). Aún hay entradas disponibles (su precio oscila entre los 18 y los 54 euros).

Una nueva versión coreográfica de Gediminas Taranda en coproducción con el Ballet Estatal de Dnepropetrovsk diferencia este montaje de los que hayamos podido ver antes. La segunda singularidad de El cascanueces del Ballet Imperial Ruso es la citada intervención de los niños que estudian danza en las escuelas locales, en este caso la mayoría alumnos de Valentina Letova, profesora de danza clásica de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (ESAEM). Junto a Radamaría Duminica y a los pequeños malagueños participa un elenco de 30 bailarines del máximo nivel artístico, muchos de ellos ganadores de prestigiosos concursos de ballet.

Inspirado en la adaptación de Alejandro Dumas del célebre cuento de E.T.A. Hoffmann, El cascanueces es una fábula sobre la añoranza perpetua por la infancia perdida y el contraste entre la realidad del mundo de los adultos y el mundo de los sueños de los niños. El cascanueces es uno de los títulos más célebres y representados del ballet clásico en todo el mundo, en especial en fechas navideñas.

El celebérrimo ballet de Tchaikovsky narra las aventuras de una niña a partir de su único regalo de Navidad, un muñeco cascanueces con forma de soldado que le regala el mago Drosselmeyer, que ha preparado un montón de sorpresas para los niños. Lo más interesante es lo que le sucede a Clara (Masha en la versión rusa) cuando la fiesta termina: los terribles ratones la atacan, y su regalo cobra vida y la salva. Una vez convertido en Príncipe, viajan juntos a través de las nieves al mágico Reino de los Dulces, donde son recibidos por el Hada del Azúcar, por bastones de caramelo y criaturas de mazapán.

El Ballet Imperial Ruso fue creado en 1994 por iniciativa de Maya Plisetskaya, que fue su Presidenta de Honor y Asesora General hasta el 2004. El director artístico del Ballet es uno de los más famosos y galardonados bailarines de Rusia, Gediminas Taranda, quien fue solista principal del Teatro Bolshoi de Moscú (1980-1994) antes de crear la compañía. Taranda estudió la carrera de coreógrafo bajo la dirección de Yury Grigorovich, y su trabajo ha sido valorado con los primeros premios del Concurso Nacional de Ballet de Moscú (1978) y del Concurso Nacional de Coreografía y Ballet (1980), los galardones al Mejor Intérprete de Coreografía Moderna (1984) y Artista de Honor de Rusia (2005) y la Orden de Diaguilev (2008), concedida junto a él a otros siete artistas del Ballet Imperial Ruso en reconocimiento a su labor por la recuperación y la interpretación de las obras del repertorio de los Ballets Rusos de Diaguilev.

El escenario principal del Ballet Imperial Ruso en Moscú es el del Teatro Novaya Ópera (Teatro financiado por el Ayuntamiento de Moscú), donde realiza sus representaciones compaginándolas con las giras internacionales y nacionales. También ha presentado nuevos programas en el Palacio Estatal del Kremlin de Moscú -en noviembre de 2011 subió a su escena a 180 personas, con coro, orquesta, solistas de ópera y el famoso pianista Dmitri Malikov en el espectáculo Pianomania-, y visita habitualmente Finlandia, Francia, Australia, Nueva Zelanda o China, donde realizó una versión de El lago de los cisnes con los nadadores sincronizados en el ‘Cubo’ – la piscina Olímpica de Pekín, con capacidad para 2.000 personas-, llenándolo diariamente durante 2 meses en 2009.

La compañía es también muy conocida en Austria, Japón, Alemania, Israel, Líbano, Grecia, Croacia, Sudáfrica, Emiratos Árabes, Eslovenia, Túnez, Portugal, Argentina o Brasil. En España, el Ballet Imperial Ruso actúa desde 1995 todos los años; desde 2005 hace temporadas en el Teatro Compac Gran Vía y en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid.

 

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